Rosalía Castro

Atardecer / Domingo

martes 22 noviembre 2016

Noche.

Inquietante lucha de latidos, pulsaciones, ansia.

Trago saliva amarga, el vino que se mezcla con la leche de la tarde.

Saber esperar…

Mi mente es un mar de condicionales. Todo llega cuando ya todo ha pasado y entonces ¿qué nos queda? : un océano de condicionales que se ramifica por mi estómago intentando llegar al cauce templado de tu nuca.

A veces todo pasa al revés, construimos un perfecto final y nos anclamos en él salvo las noches de embriaguez en las que ilusionados, brincamos como adolescentes hormonados. Compartimos resacas de amor, de confiarnos demasiado, ingerimos cantidades industriales de azúcar y después nos levantamos temprano para salir a correr.

Nos amamos en voz alta empujándonos y arrojándonos arena para caer exhaustos en un campo de primavera y pensar en nuestra descendencia y el color del tapizado del sofá.

Te miro de reojo mientras lees artículos sobre la Troika. Te mordería la boca pero no dejo de pensar en Kieslowski y que hoy es domingo pero no importa porque estás aquí, a mi lado y me haces sentir bella.

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