Lucina Gil

Lo mismo da que da lo mismo

miércoles 11 enero 2017

Lavapiés, diciembre 2016.

Querido diario:

No estoy pa ná.

Cuánto me cuesta escribirte, cuánto me cuesta todo, ¿será la edad?, ¿será el Windows 2010?

Pero aquí estoy, con mis años a cuestas y las tropecientas teclas que solo sirven para complicarte la vida, porque el Windows 2010 está hecho de espaldas al pueblo. Yo no puedo con tanto teclerío, yo soy una persona sencilla (y de letras), pero (comentario viejuno): qué difícil es llevar una vida sencilla hoy en día. Hoy en día si no tienes una vida complicada no eres nadie. Te tienen que pasar un montón de cosas, tener mucha vida social, pero mucha, y no solo real, sino virtual. Yo no puedo con tantas vidas. Con una ya me agoto. Qué a gustito voy a estar cuando me muera. Yo no entiendo a la gente que no quiere morirse, qué gente tan cansina. Y tampoco entiendo  las religiones que te prometen la vida eterna; ¿hay mayor pesadilla que tener que trabajar eternamente?, ¿o estar jubilado eternamente?, ¿o estar casado eternamente? Yo, por mucho que te anhele, Benicio, prefiero que nos queramos hasta que la muerte nos separe. Más allá me da pereza.

Otra cosa sería reencarnarse, eso sí me motiva más, porque, quieras que no, cambias: de país, de estatus social, de especie… pero tampoco se trata de reencarnarse en un tomate cherry o en una trucha de criadero, yo esas vidas no las anhelo, la verdad por delante, pero por lo visto tú no eliges el ‘ente’ de tu reencarnación, sino que el ‘ente’ te elige a ti. Eso me han dicho en el taller de yoga vipasana que estoy haciendo, que estoy muy contenta porque ya hago el medio loto. No es el loto entero, lo sé, pero dice mi maestra que ‘no hay que forzar nada porque todo llega’. A mí esto me alivia mucho, y salgo de clase como una malva. Como cuando sales del teatro después de una buena función porque no has forzado, has confiado, has estado solo pendiente del aquí y el ahora. O como cuando das una clase y no pretendes ser la mejor profesora, sino la mejor ‘escuchadora’. O como cuando haces una compota de membrillo y no se te pega a la olla, porque has estado pendiente solo de estar ‘aquí y ahora’ con el membrillo.

Aquí y ahora. Qué difícil estar solo aquí y solo ahora. Pero así hay que estar. Es más, como dice mí ADORADO Pablo Messiez en su última obra: hay que detenerse. ‘Detenerse en alguien’. Querido Pablo, querido maestro, gracias por Todo el tiempo del mundo.

O sea, que hay que parar. Estarse quietecito… Yo creo que por eso no consigo que me represente Paquita Salas, porque lo estoy forzando. Tengo que dejar que fluya la cosa. Ya no le voy a mandar más links con mi videobook. Tengo que pensar en otra estrategia…

No se me ocurre ninguna estrategia.

Sigue sin ocurrírseme ninguna estrategia.

Me voy a hacer un poleo menta a ver si me relajo y paro ya.

No me relajo.

Me voy a hacer un porro.

No, que me entra sueño. Los porros están muy sobrevalorados, como el sushi o la fiesta de Fin de Año.

Sigue si ocurrírseme nada.

No sé qué hacer.

Algunas veces no sé que hacer. Tienes muchas cosas que podrías hacer pero dices, si no las hago no pasa nada, no me va la vida en ello, no le va a cambiar la vida a nadie, no se va a hundir el mundo, entonces, ¿Qué hacer?, ¿dulce de membrillo o compota?, ¿salir o quedarte en casa?, ¿colgar por fin las cortinas del dormitorio o mudarte?, ¿leer este libro o mejor aquel?, ¿leer o nadar?, ¿nadar o nada? Lo mismo da que da lo mismo.

Habrá que ‘detenerse en alguien’. Pero, ¿en quién? ¿Qué hacer cuando no hay nadie en quien detenerse? ¿Quién es ese alguien? ¿Dónde está?

Voy a mirar en Internet, que ahí hay de todo.

Querido diario: me doy un plazo de un mes para encontraLO.

¿Qué te apuestas a que LO encuentro?

 

image
Comentarios sobre Lo mismo da que da lo mismo
Por Ángel Luis de Quinta Garrobo el miércoles 11 enero 2017 a las 19:21:39  

De momento lo que encuentras es mi sonrisa, mi risa, mi carcajada cada vez que te leo. Algo es algo no? Qué gracia tienes jodía, la misma que pones en todo lo que haces, por pequeño o grande que sea.

Por Irma la Dulce el sábado 14 enero 2017 a las 08:08:24  

Gracias, Ángel bello. Acabo de leer tu texto: ¡ole tú!

Por A.Carlos el miércoles 18 enero 2017 a las 11:01:00  

“Usted perdone”, le dijo un pez a otro, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme.

– Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado.

-”El Océano”, respondió el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”.

– ¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.”

Deja de buscar pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo.

Anthony de Mello

Por Irma la Dulce el martes 31 enero 2017 a las 16:43:53  

A. Carlos, ¡menudo cuento! Tomaré nota. Gracias y abracito. (Perdona el retraso en responder, no encontraba la tecla de «enviar», me lío con tanto botón y pestaña y pestañeo).

Por Rosalía Castro el lunes 30 enero 2017 a las 18:06:04  

Me ha encantado Lucina, qué espontaneidad y gracias tienes. Es todo tan MUJER 😉 Gracias por alegrarme la tarde. Un abrazo

Por Irma la Dulce el martes 31 enero 2017 a las 16:45:23  

Rosalía, gracias a ti, MUJÉ! Amor y poesía cada día :)))

Dejar un mensaje

Más entradas en el blog